En el dialecto popular boricua, decir “pintura y capota” se refiere a que tras las apariencias vistosas, se esconde poca cosa.  Se usa esta comparación con los autos porque precisamente la capota y la pintura son de los elementos más vistosos de un carro.  

Y así como son los más vistosos, son los primeros que muestran el paso de los años.  Pero hay manera de extender la vida de la pintura de tu auto, sobre todo si conoces cuáles son sus principales enemigos.

Sol

El principal enemigo de la pintura, es precisamente al que no le podemos huir por nuestra localización geográfica, pero sí podemos reducir el daño causado.  Si reducimos la exposición directa de la pintura del carro al sol y a las altas temperaturas, podemos mantener su brillo por mayor tiempo.  Trata de buscar un lugar con sombra, o bajo techo a la hora de estacionar.

Lavados a máquina o “car wash”

Si eres de los que disfrutas de ver tu carro limpio y “aniquelao” y visitas es car wash con frecuencia, es posible que le estés haciendo más daño que bien.  En muchas ocasiones los rodillos y los cepillos son responsables de leves arañazos que se van acumulando con el exceso de uso.  Trata en la medida en que sea posible, de que el lavado sea a mano y que los productos que utilices no sean abrasivos, para que la pintura sufra lo menos posible.

Cera y pulido

Existen modos de proteger y restaurar el color y el encerado es uno de los más recomendados.  No solo da brillo y reaviva el color, sino que crea una capa protectora para proteger la pintura de tu carro de los elementos.  El pulido, como el encerado, es otro recurso pero usualmente es el último a considerar.  Mediante el pulido se remueven las capas de barniz para renovar el brillo.  Recurrir a este proceso debe ser la última opción y en casos donde la pérdida de brillo se deba a abrasiones extremas.  Se recomienda antes de procesos como el encerado para garantizar un mejor resultado.