Una vez sale tu carro del dealer, está en tus manos (literalmente) realizarle el cuidado preventivo que puede extenderle su vida útil (y costarte menos a la larga).  No debes pasar por alto los cuidados básicos, preventivos, como el cambio de aceite, revisar la presión de las gomas, y asistir a las inspecciones rutinarias.  ¿Qué hacer entonces para evitar que un detallito se convierta en un dolor de cabeza?

  1. Revisa el manual del conductor – No te confíes en lo que te dicen tus amigos.  Cada auto es un mundo. Déjate llevar por lo que dice el manual de tu manufacturero, sólo ellos saben cuándo exactamente necesita tu auto el cambio de aceite, cambio de filtro, el tipo de gasolina que lleva tu carro o si, en efecto, estás usando el aceite correcto.
  2. Haz tu propia inspección.  Esto debería ser básico.  Revisa que todas las luces estén funcionando. Verifica la presión de aire en las gomas mensualmente.  Mantener tus gomas en condiciones óptimas te va a ayudar a economizar dinero brindándote un mejor millaje y rindiendo mejor la gasolina en el tanque. Igualmente verifica el manual para que no dejes pasar la rotación de gomas y el balanceo.
  3. Aprende a verificar los líquidos (aunque no sepas cómo cambiarlos).  Revisa los niveles de antifreeze, power steering, coolant y líquido de parabrisas, y sobre todo – nunca ignores un liqueo.
  4. Revisa el aceite, y cámbialo regularmente.  Aprende a distinguir el color de un aceite limpio y uno que requiere cambiarse.  Es difícil hacer un estimado a ciegas sobre cuándo esto va a ser necesario, pero una vez más – importantísimo consultar el manual.
  5. Revisa la batería y limpia los contactos de ser necesario.  La mayoría de las baterías hoy en día no necesitan mantenimiento, pero debes saber en dónde están y asegurarte de que no estén liqueando y que no haya acumulación mineral en los contactos.  Si la hay, debes limpiarla con un cepillo para batería.