Puede que haya terminado el verano, pero (si los huracanes nos lo permiten) tenemos playa todo el año. ¿Cómo se prepara Noelia para la playa? Con el kit veraniego de La Milla Xtra.
Puede que haya terminado el verano, pero (si los huracanes nos lo permiten) tenemos playa todo el año. ¿Cómo se prepara Noelia para la playa? Con el kit veraniego de La Milla Xtra.
¡Ay, ay, ay! ¿Hace cuánto tiempo nos conocemos ya? Ustedes saben como soy, conocen mis pasiones: pasar tiempo en el carro, mi hijo Ernesto, y escribir, así es que cuando se juntan todas, es la terapia perfecta. Y terapia precisamente es lo que creo que voy a necesitar. ¡Ay Señor! Mira que a Ernesto lo han invitado a su primera fiesta sobre ruedas, ¿y qué pienso yo? Que esto es el cuento de los famosos party bus y rápido me pasan por la mente al menos veinte situaciones de horror. A oscuras, desatendidos, bajándose solos por la Ventana al Mar. La receta perfecta para una crisis mundial.
¿Dónde quedaron las fiestecitas de marquesina? Esas en las que las mamás nos sentábamos a un lado y los muchachos (luego de pasar gran parte de la noche “los nenes con los nenes y las nenas con las nenas”) bailaban a tres pies de distancia. Ahora no sólo “las mamás no están invitadas” sino que los muchachos cogen calle ¡no te digo yo!
Nada, que hay que aceptar que los tiempos cambian, que las fiestas evolucionan, que los hijos crecen. ¿Cómo fue Ernesto? ¿Que no es un party bus? ¿Un party truck? ¿Espuma qué? Si bien el blog es terapia, voy a necesitar escribir un libro para superar lo que viene. ¡Bienvenidos “teens”!
¡Qué difícil es ver a los hijos crecer…sobre todo cuando dejan de oler a bebés!
No me lo niegues. A tí te pasó igual. El eclipse te cogió justo en la hora de recogido de escuela, ¿y qué hiciste?
Pues si eres como yo, estuvimos debatiendo entre ponerte las famosas gafitas para guiar en la carretera, esperar a que pasara para recoger a tu hijo, y comprarle unos “shades” a las ventanas del carro (como le ponen las mamás a los bebés).
¡TOTAL! No sé si te pasó, pero yo, que me enredé haciendo mil cosas, casi se me olvidó que había un eclipse pasando, salí sin gafas, me monté en el carro y ni siquiera cerré el sunroof. No te digo yo, si para detenernos, las madres necesitamos más que un eclipse. Así es que aquí estoy, ni ciega ni eclipsada, solamente agotada del trajín, los tapones y los corre-y-corres, no de un día de un fenómeno atmosférico, sino más bien, de un día más.
Si quieres saber como resolvió Noelia, mira el video que menciona en su vlog y aprende como tú también puedes cambiar la goma de tu auto.
¡Ay estos ratos de ocio! Son escasos claro, pero como nos ponen a pensar. Los otros días pensaba yo en algo tan trivial como la tercera fila de asientos de mi guagua. Uno compra un carro con planes futuros, como compraría una casa. Que si va a ser el carro para los “road trips,” que si crece la familia… de ahí es que nació esa tercera fila.
Cuando yo compré esta guagua estaba contando con que la familia iba a crecer, pero no. Nos quedamos Ernesto y yo. Ahora, que quede claro que esa tercera fila coge pela. La vida tiene formas interesantes de mostrarnos que hay distintas maneras de ver las cosas. Y con Ernesto, aprendí que familia se define de mil maneras. Cada vez que lo recojo de sus prácticas y se monta re-energizado con sus amigos y compañeros de equipo me doy cuenta de que ellos también son familia. Veo la alegría que comparten con cada triunfo de su equipo, y la solidaridad que muestran en las derrotas, como si todos fueran uno… porque lo son.
Por eso estoy clara de que no me equivoqué. Esta guagua que se compró con tres filas para acomodar a la familia que tenía planes de crecer, ha cumplido con su cometido. No sólo es el lleva y trae, el escenario de mis terapias (digo, blogs), sino el hogar de la familia extendida, esa que vive… en la tercera fila.
Tic, toc, tic, toc… estoy escuchando el relojito del mes de julio, y quedando ya menos de la mitad del mes, aumenta la frecuencia de los anuncios de back to school, los días sin IVU, la venta de uniformes, libros, libretas… ¡AY! YA ESTÁ BUENO. Se acercan los días de corre corre, las prácticas, las tareas y proyectos de escuela y ¿a dónde se fue el verano? Pues no sé si a ustedes le ha pasado lo mismo, pero el mio se ha ahogado entre las últimas semanas de lluvias, que curiosamente se intensifican para el fin de semana, cuando el cuerpo me pide playa.
Estas últimas semanas de lluvia le quitan a uno las ganas de todo – el patio de la casa parece un pantano, no hay nada que hacer que no sea ver Netflix… y comer ¿les dije que ¡YA ESTÁ BUENO!?
Estamos claros de que vivimos en una isla y de que la playa está ahí todo el año, pero en verano, tiene un saborcito especial. Es tiempo de compartir con los nuestros durante días más largos, sin la preocupación de la cartulina que hay que comprar para el día siguiente, o el examen para el que hay que estudiar. Así es que invocando al dios del sol y el gran poder de Ada Monzón, cruzo los dedos y me despido, no sin antes elevar una plegaria pidiendo que no tenga que cambiar mi carrito por una yola.
3:15 pm. 93 grados de temperatura en la isla del encanto, ¿y yo? Sofocada esperando a que Ernesto me vea desde el parque donde vino a pasar el día con los amigos. Uno se debate entre el “¡finalmente verano!” y el “no veo la hora en que empiecen las clases.”
¡Oh sí! No sé si a ustedes les pasa igual. Llega el verano y a uno le da una piquiña terrible por coger calle. Atrás quedan los estreses de los exámenes finales, y las prácticas interminables de Ernesto. Y aún con un presupuesto limitado, las vacaciones no se hacen esperar. Yo “por si las moscas” ando lista.
Tengo ready el Playlist del Verano que vi en La Milla Xtra, así como el Kit Veraniego que no puede faltar en todo carro.
A fin de cuentas, lo que hace de el verano unas vacaciones inolvidables, son los recuerdos que creamos, el tiempo que pasamos con nuestros seres queridos, las risas, las escapadas de último momento y la espontaneidad que debe reinar en estos días de sol. ¡Total! Qué ganamos con quejarnos del calor, los polvos y los muchachos “aburridos” porque no tienen nada qué hacer. En un suspiro, estamos de vuelta al back-to-school, a la rutina de locos, a amanecer temprano, coger el tapón para la escuela, las tardes entre prácticas y tareas.
¡Nah! Déjenme mejor con el calorcito, que nada que una leve escala en la playa, de regreso a casa, no logre resolver.
Está chévere que quieras seguir haciendo tus vlogs, pero que eso no interrumpa el itinerario de mantenimiento de tu auto.
Noelia le está cogiendo el gustito a crear sus video blogs o “vlogs,” y hoy nos comparte algunas de sus manías al conducir.
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