Muchas veces, cuando buscamos información en Internet sobre el auto nuevo que queremos comprar, nos llenamos los ojos con un precio. Luego, llegamos al concesionario y nos topamos con que el precio aumenta entre $3,000 y $6,000 o, en algunos casos todavía más. En el momento, nos frustramos. ¿La razón? Probablemente, te enamoraste de un auto y su precio en el mercado de Estados Unidos y, en la mayoría de los casos, la realidad aquí es otra.

Comencemos por el hecho de que aquí todos los vehículos vienen de afuera. Aunque en la etiqueta o la factura no vemos el costo de transporte, es posible que algunos fabricantes lo incluyan en el precio sugerido de venta. El costo adicional que sí vemos en la etiqueta del Departamento de Hacienda es el de los arbitrios, una de las causas principales para la diferencia en costos, según explica Ricardo García, presidente del Grupo Unido de Importadores de Auto (GUIA).

El costo de los arbitrios, abunda García, varía de acuerdo al valor del vehículo y puede estar entre un 12% y 34%. “Entre más caro el vehículo o más costoso para la venta, estará un ‘bracket’ de arbitrio más alto. Si es una ‘pick up’ o lo que llaman un vehículo comercial, tiene una tasa menor (de arbitrio) a pesar de que puede ser que el costo sea más alto, porque al ser vehículos de trabajo tienen ese incentivo”, indica en entrevista telefónica con La Milla Xtra.

“Otros vehículos que tienen incentivos son los carros eléctricos o híbridos, que el gobierno les da también unos descuentos”, añade el presidente de GUIA.

No obstante, dice García, como una medida para mover la venta de autos particulares en el mercado local, un distribuidor puede establecer un precio más bajo en el mercado local para cierto modelo. Aunque reconoce que es una estrategia poco común, sí se utiliza para posicionar ciertas marcas en específico. A eso se suma que el distribuidor asigne ciertos bonos -o reducciones- y una tasa de interés más baja a la hora de financiarlo.