3:22 p.m., por ahí – No sé si recuerdan lo que les conté que me dijo Ernesto sobre textear mientras estoy de conductora, aún cuando esté en un semáforo rojo. Bueno, creo que en este momento estoy recibiendo un poco de mi propia medicina.

Mi hermana sigue a pie por el choque, así que le presté la guagua para unas gestiones y ahora que vino a recogerme, le dije que guiara porque ya estaba en el lado del conductor. El punto es que no ha parado de textear, responder mensajes, revisar sus redes sociales. Ya se lo he dicho tres veces, y la tercera no fue en el mejor de los tonos. Me contestó que estaba respondiendo un email del trabajo, y eso me reventó. Primero, porque ahora es un email del trabajo, pero horita era Facebook, y segundo, porque el trabajo puede esperar cuando lo que se pone en riesgo es la vida. En todo caso, que llame, caramba.

La situación con mi hermana me hace pensar en que así como ella, o como fui yo en un pasado (ahora estoy súper disciplinada), debe haber mucha más gente por ahí en las mismas. ¡Parecemos zombies! Es terrible.

En medio de toda esta frustración, pienso en Waze. Quizás, una potencial solución a nuestra falta de autocontrol es que a través del mismo Bluetooth, los carros puedan bloquear la capacidad de textear cuando el carro está en movimiento. Waze, por ejemplo, si ya arrancaste, no te permite escribir, a menos que lo engañes y pongas que vas de copiloto. Aunque pienso que la solución está en nosotros mismos, no descartaría una herramienta con geo localizador como la de Waze. De lo contrario, todos seremos potenciales blancos de conductores que no saben controlarse a la hora de usar el teléfono.